La Real Cancillería es la sección más prestigiosa del Archivo de la Corona de Aragón y la que contiene la documentación más antigua. Al frente estaba el Canciller, quien leía, rubricaba y despachaba. Y bajo él había un cuerpo de notarios o escribanos que redactaban y copiaban los documentos en sus registros. Los orígenes de esta institución son algo difusos, pero es a partir del rey Jaime I cuando se consolida, experimentando diversos cambios dependiendo del monarca y las necesidades de cada época.
Sus series son:
Registros. Esta serie se considera la joya cancilleresca. Está compuesta por miles de volúmenes en papel que abarcan desde el 1162 hasta época moderna. Es incuestionable la fuente de información que contienen, puesto que recogen documentos de variada temática y de todos los reinos de la Corona de Aragón.
Pergaminos. Son documentos, desde el siglo IX hasta el siglo XVIII, agrupados en carpetas y por reinados. Recogen privilegios y concesiones a villas, ciudades, órdenes militares y monasterios. Son órdenes reales de temática política, testamentaria y económica.
Cartas reales. Son un conjunto de papeles sueltos, insertados en cajas, ordenados cronológicamente y por reinados. Abarcan desde el siglo XII al XVIII. De amplia temática, recoge sobre todo aspectos de la vida cotidiana y nombramientos de núcleos administrativos. Ordenaciones, citaciones, donaciones y demás documentación de carácter particular y real.
Adscrita a esta sección se haya la Colectanea, una serie de colecciones formadas por fondos de diversa procedencia, pero siempre relacionados con la Real Cancillería: Bulas pontificias, Legislación, Códices, Memoriales, Fondos judiciales, etc.